Disímiles miradas sobre la convención a la hora del adiós

El Mercurio de Valparaíso, 3 de julio 2022

A un día del acto de cierre del órgano constituyente, académico y actores políticos de distintos sectores enjuician su labor, con visiones sumamente encontradas respecto no solo del proceso, sino también del producto final: la propuesta de nueva Carta Magna.

Alrededor de 24 horas restan para que se ponga punto final a la Convención Constitucional, que este lunes tendrá su acto de cierre, donde hará entrega de su propuesta de nueva Carta Fundamental, concluyendo vertiginosos 12 meses de una histórica labor que al margen de presentar un texto al país, tenía como objetivo implícito generar un punto de encuentro en una sociedad fracturada a partir de la revuelta social de octubre de 2019.

Y pese a que en teoría se cumplió con desarrollar un escrito con más de 300 artículos aprobados con la adhesión de -al menos- dos tercios de los integrantes del órgano, los discursos finales de los convencionales dan cuenta de visiones más que contrapuestas y que ponen en entredicho el ánimo de unidad. El sábado pasado, previo a la segunda ronda de votación del informe de la comisión de Armonización, distintos representantes entregaron sus impresiones sobre el proceso, dejando más que claras sus diferencias.

“Ésta es la Constitución de la Convención, una Convención que desde el inicio, desde el mismo día de la instalación, le faltó el respeto a Chile, a su gente, atropelló su institucionalidad, interrumpiendo a los niños que interpretaban el himno. ¿Qué texto bueno puede salir de aquello? Ésta ha sido una Convención con una visión nublada, con banderas personales, incapaz de distinguir entre lo bueno y lo malo”, acusó Ruth Hurtado (Chile Libre)

Por su parte, el exdiputado Renato Garín (Lista del Apruebo) lamentó que “somos una democracia imperfecta (…) y esta Convención es la muestra de aquello, de que somos una República inacabada. Somos lo mejor y también lo peor de Chile. La buena noticia es que el futuro de Chile no está condenado a repetir esta falta de civismo”.

Un poco más conciliadora fue la alocución de la presidenta de la Convención, María Elisa Quinteros (Movimientos Sociales Constituyentes), quien dijo estar segura “que el valioso esfuerzo realizado por cada uno de ustedes contribuirá a que miles de personas puedan comprender y hacer suya la propuesta de nueva Constitución. (…) Pese a lo complejo de la tarea que asumimos, a lo exigente de los quórum supramayoritarios, a la diversidad de temas, a nuestras diferencias de origen, a las desconfianzas iniciales, pese a todo eso, logramos alcanzar grandes acuerdos, converger en puntos de entendimiento y plantear a los pueblos de Chile una nueva Constitución”.

Hiper representación de izquierda

A juicio de Rodrigo Arellano, vicedecano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo (UDD), el órgano constituyente “ha sido una instancia que a todas luces no ha cumplido las expectativas depositadas por la ciudadanía”, precisando que el proceso de elaboración de una nueva Constitución “fue ampliamente apoyado en el plebiscito de entrada, y bajo es lógica era razonable ver plasmadas esas esperanzas en el resultado. Hoy existe una mala evaluación. Por errores de forma y fondo de la propia de Convención”.

Respecto de lo primero, el abogado y analista político apunta que hubo “una serie de escándalos, disfraces, ausencia de valores patrios, votaciones en la ducha”, entre otros episodios; mientras que el fondo, es decir, el resultado, “es un texto no ha sido capaz de recoger los valores, la tradición y las esperanzas de gran parte del país. Una señal muy potente es el nivel de confianza, valoración e intención del Apruebo que vemos en todas las encuestas”.

Respecto del punto que plantea Arellano, basta con revisar algunas de las mediciones más recientes para constatar, por lo menos, un descontento por parte de la ciudadanía con la labor de la Convención. La última entrega de Cadem, por ejemplo, muestra que un 58% de los consultados tiene “poca o nada de confianza” en el órgano, mientras que la opción del Apruebo apenas marcó un 33% de adhesión; y Pulso Ciudadano, en tanto, indica que el Rechazo sigue por encima del respaldo a la propuesta de Carta Fundamental (44,4% contra 25%).

“La poca confianza está directamente relacionada con los puntos anteriores. En términos concretos, el mayor error ha sido -desde mi punto de vista- que la hiper representación de algunos sectores de izquierda se entendió por parte de ellos como un mandato refundacional, y eso está muy lejos que lo buscado. No se acogió ninguna iniciativa ciudadana, y hubo un sector que fue silenciado y menospreciado. La casa de todos finalmente es la casa de un sector que politizó en extremo este proceso y que no dio espacio para miradas diferentes a ellos”, lamenta el máster en Acción Política y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho.

Mirando al siglo XXI

Contrario a los cuestionamientos que realiza el académico de la UDD, el senador Juan Ignacio Latorre (RD) valora de forma muy positiva el proceso constitucional, sobre todo tomando en cuenta el producto final (propuesta constitucional), el cual se logró “en un año de trabajo muy intenso”, destacando especialmente la aplicación gradual de lo que sería el nuevo ciclo político.

El término de la convención tiene divididas a las fuerzas políticas. mientras unos destacan que el texto traerá importantes avances sociales, otros cuestionan fuertemente todo el proceso. Asimismo, el parlamentario asevera que el principal valor de esta instancia es que “logró convocar a personas muy diversas, de colectivos muy diversos del país, que no venían muchos de ellos de la política tradicional y se encontraron en este espacio con un mandato específico: elaborar una propuesta de nueva Constitución, pero con una norma muy exigente de acuerdos en el pleno, que era el quórum de dos tercios; y por tanto, cada artículo, cada decisión que se tomó, que quedó reflejada en el texto final, fue aprobada, incluso, por más de dos tercios. Eso implica grandes acuerdos que si bien no son unánimes, fueron transversales”.

El representante regional no se queda ahí y remarca que el texto de nueva Carta Magna no solo se haría cargo de las demandas ciudadanas expresadas en octubre de 2019, sino que además prepara al país para los desafíos del siglo XXI. “Es una Constitución fuertemente ecológica, para hacerse cargo de la crisis climática del país; también de la deuda histórica con los pueblos originarios, transitando hacia una vía plurinacional; también tiene una agenda muy importante de equidad de género, de feminismo, de cuidados, de garantías de los derechos sociales, del rol del Estado en la economía”, especifica.

Eso sí, el legislador frenteamplista reconoce que el proceso ha tenido algunas desprolijidades y parte emplazando a la derecha, asegurando que parte de este bloque “se dedicó desde el primer día, incluso antes de que se aprobara el primer artículo, a boicotear el proceso, a ensuciarlo, a generar fake news, mentiras, etc.”.

“También hay que reconocer que hubo errores de muchos constituyentes en términos comunicacionales, de desviar la atención del asunto de fondo a temas más bien accesorios o subirle mucho el volumen a algunas propuestas que habían sido aprobadas en comisiones, pero que luego no lograron el consenso transversal en el pleno y por tanto, se hizo mucho debate artificial respecto de algunas propuestas puntuales que finalmente no quedaron en el texto definitivo”, complementa.

“Atributos democráticos indiscutibles”

En una línea similar con lo planteado por Latorre, el diputado Luis Cuello (PC) puntualiza que la Convención y todo lo que esto ha conllevado “nace de una fuerte impugnación de la sociedad a un modelo económico que negó derechos a la gran mayoría de los chilenos y chilenas”, remarcando que el sentido del proceso “es superar un marco jurídico constitucional que es fuente de grandes desigualdades sociales y de un sistema político poco democrático”.

En la misma línea, el legislador comunista sostiene que la propuesta de Carta Magna -“que aprobaremos en septiembre”- cumple con “el objetivo fundamental en la medida que habilita el tránsito hacia un Estado que garantiza derechos sociales, que reconoce mecanismos de democracia participativa, desconcentra el poder, incorpora la equidad de género en el sistema político. Creo que la Nueva Constitución tiene una mirada inclusiva y atributos democráticos indiscutibles, que serán ratificados en septiembre”.

Por su parte, el diputado Tomás Lagomarsino (Ind. /PR), pese a destacar el carácter “democrático” del proceso, es claro en señalar que “la propuesta de nueva Constitución cumplió parcialmente su objetivo de ser la ‘casa de todos’. Es por ello que, si esta es aprobada, no me cabe duda que va a haber una serie de reformas a esta en distintos ámbitos que permitan finalmente que sí sea la ‘casa de todos’ esta nueva Carta Magna”.

“La convención fracasó”

El ánimo y las loas al proceso por parte del oficialismo contrastan con el cuestionamiento de la oposición -alineada con la opción del Rechazo al texto-, donde ciertamente tienen una dura mirada al respecto. “Lamentablemente la propuesta de nueva Constitución que elaboraron los convencionales, se aleja del sueño de tantos chilenas y chilenos que queríamos un texto que fuera realmente una casa de todos, que respondiera adecuadamente a las demandas de la ciudadanía y que construyera un pacto social para darle estabilidad y progreso a nuestro país durante los próximos 30 años”, advierte el diputado Hotuiti Teao (Ind. /Evópoli).

El parlamentario, quien además fue candidato a la Convención Constitucional por el Distrito 7, asegura que “lo que tenemos hoy más bien, es fruto del maximalismo de aquellos que avanzaron sin dialogar, destruyendo instituciones centenarias e impulsando causas identitarias que no representan a la mayoría de Chile. La ciudadanía pide menos políticos, menos gasto estatal y esto es todo lo contrario”.

“La Convención Constitucional claramente fracasó en su trabajo de generar un texto constitucional que busque la unidad nacional”, subraya la diputada por el Distrito 6, Camila Flores (RN), puntualizando que el órgano no tuvo éxito ya que presentó “un texto maximalista, fracasó en buscar resolver las necesidades reales de los chilenos y para lo cual, se supone que fueron electos”.

“Perdieron el tiempo de manera vergonzosa, se dedicaron a un show permanente. Tuvimos desgraciadamente a los convencionales que realmente hicieron muy mal su trabajo. Creo que hasta el día de hoy, muchos de ellos no tienen idea de a lo que realmente se tenían que dedicar este último año”, complementa la legisladora de oposición.

Asimismo, Flores cuestiona fuertemente a los constituyentes, afirmando que “se dedicaron a sacar un texto que divide, un texto revanchista, enfocado única y exclusivamente en darle privilegios a un grupo de chilenos, en este caso a los indígenas. Y no trabajaron en ningún caso por todos los chilenos. Fue una pérdida de tiempo, de recursos y un fracaso total, porque claramente el objetivo que este proceso tenía, no lo cumplieron en ningún momento, de principio a fin”.

Prometer y no cumplir

Una evaluación mucho más dura es la que hace la diputada del Partido Republicano, Chiara Barchiesi. “Vemos en las encuestas que el Rechazo está por sobre el Apruebo y hay una gran cantidad de personas indecisas, y lo que pasa es que hubo muchísimos chilenos que aprobaron en un inicio, pero hoy no están seguros de volver a hacerlo, y precisamente porque se han sentido profundamente desilusionados de lo que ha sido todo este proceso”, comienza la parlamentaria en su análisis.

La subjefa de la Bancada Republicana, asegura que hay un nexo en la idea de “prometer y no cumplir” entre la Convención y el gobierno del Presidente Gabriel Boric, lo que provoca la desilusión a la cual alude y que, en el caso del órgano constituyente, se da por problemas tanto de forma como de fondo, tal como señala también Rodrigo Arellano. Sobre lo primero, señala una serie de casos, “como el convencional que votó desde la ducha, Rojas Vade que le mintió a todo Chile, el primer día en que no quisieron cantar el himno nacional y así tantas cosas de forma que han desilusionado a tantas personas, que pensaban que iba a ser un proceso serio, pero que no lo fue”.

Y en cuanto a los temas de fondo, Barchiesi pregunta “¿con qué cara los convencionales le van a decir a las personas de los comités de vivienda que el sueño de la casa propia se acabó? ¿Con qué cara los convencionales le van a decir a los padres del 55% de los niños en Chile que están en colegios subvencionados, que estos se van a cerrar? ¿Con qué cara le van a decir a las personas que están en listas de espera para prestaciones de salud, se van a alargar?”.

“Entonces, cuando queremos realmente solucionar las urgencias sociales del país y vemos que de las promesas a lo que está ocurriendo hay un abismo tremendo, obviamente, vamos a ver las encuestas como están hoy día”, sentencia la parlamentaria.


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